lunes, 8 de noviembre de 2010

Sin ideas, sin reacción, sin ambición.



El Real Valladolid juega con dos equipos. Uno, cuando lo hace en casa; otro, cuando sale de Zorilla. Y este hecho es cada vez más indiscutible analizando los partidos jugados en casa y los disputados a domicilio. Y es que, fuera de Valladolid, el equipo no ha sabido, y no ha podido obtener nada positivo, salvo en Granada (segunda jornada), y dos empates que nos dejaron con un sabor amargo, en Elche y Ponferrada.

Partiendo de esta base, es innegable que el planteamiento como visitante deja muchísimo que desear; que Antonio Gómez tiene muchísimo trabajo por delante, y que si no lo solventa con prontitud el conflicto va a engordar hasta explotar. Y va a estallar porque la afición ya duda de la fiabilidad del proyecto de ascenso, ya duda de la plantilla, y ante todo se muestra muy escéptica del entrenador madrileño que tomó las riendas del equipo blanquivioleta siendo un completo desconocido a nivel, llamémoslo, profesional –si bien es cierto que entrenó a Liverpool Reserves en Inglaterra-.

En Vallecas se volvió a ver la peor cara, o el peor equipo del Real Valladolid. Los visitantes buscaron la posesión al comienzo del partido, pero el Rayo, haciendo honor a su nombre, encontraba peligro en ataques directos, con transiciones rapidísimas que descolocaron a los de Gómez. Antes del primer gol del equipo, el juego se mostró equilibrado, si apenas ocasiones, pero con una que el delantero rayista Lucas estuvo a punto de convertir en gol.

Pero entonces, en una jugada sencilla para la defensa, Marc Valiente cedió la pelota defectuosamente para Jacobo, que fue interceptada por un avispado Armenteros que puso el primer gol y demoledor. De vuelta a las andadas. A volver a situarse por detrás en el marcador y no saber reaccionar. Era el minuto 23, y quedaba un mundo, pero la motivación y ambición del equipo pucelano ya yacía por el césped del Teresa Rivero. Mientras, los aficionados que pudimos ver a duras penas el partido –no conectaron hasta bien entrada la primera mitad-, percibíamos que el golpe había sido duro. Primer problema: desmotivación y poco poder de reacción.

No obstante dispuso de alguna ocasión que no supuso un serio problema para la meta de Cobeño, portero del Rayo. El R. Valladolid lo intentaba tímidamente por el flanco derecho, si bien de una forma tan ligera que apenas se podía percibir una reacción de la que adolecen cuando juegan fuera de casa. De hecho, el Rayo Vallecano continuó con la superioridad de la que hacía alarde y tuvo en su mano la posibilidad de marcar antes del descanso, al estirarse en los minutos finales de la primera parte.

Sin género de dudas, los rayistas campaban tranquilos y colocados en su campo, y el pucela no sabía cómo superar otra situación adversa más. Y mimbres insisto que hay, aunque en absoluto potenciadas. En el descanso, el míster se replantearía varios conceptos, e intentaría animar a los suyos, de capa caída por haberse visto inferiores a un conjunto serio como es el de Vallecas.

La segunda versión, pésima. El equipo no era tal, sino once hombres que corrían sin sentido, sin control, sin unidad, sin tranquilidad, y sin concentración. Éste último aspecto primordial si se quiere demostrar algo a los aficionados que se desplazaron hacia Madrid para ver una adaptación mala del equipo que juega en casa –que, al menos, suma puntos que le permiten mantenerse en zona de promoción-.

Puede sonar muy duro, excesivamente crítico, pero no deja de ser un pensamiento generalizado en la afición blanquivioleta. Afición que dicta sentencia, que es juez en cada partido y en cada etapa del Real Valladolid. Pero para dura fue la segunda mitad en el Teresa Rivero. De primeras, salió mucho más entregado el equipo local, que desde el primer instante se erigía dominante del juego, caracterizado por un ataque directo e igualmente incisivo.

Así que llegaba el momento de Antonio Gómez, muy cuestionado por decisiones. Al ver la poca unión entre los dos puntas y la media, buscó la entrada de otro centrocampista que diera empaque al centro del campo, control de juego, y la posibilidad de hilvanar jugadas que hasta entonces costaba Dios y ayuda comenzar. Jorge Alonso por un inédito Keita, la solución para un entrenador joven, de la escuela de Rafa Benítez.

Acto seguido salió del terreno de juego un Nauzet que quiso y no pudo en el primer tiempo y entró un ex rayista Jofre. Así, Sisinio volvía a su banda natural, donde mejor rinde –al menos ante la UDS estuvo mucho más metido, más entregado y peligroso- y el extremo Jofre a su banda natural, la izquierda.

Sin resultados a la vista. El conjunto rayista seguía mostrándose superior y obtuvo su merecido, al jugar de nuevo con rapidez para Lucas, que tras un pase en profundidad batió a Jacobo por bajo, borrando toda posibilidad de enmienda del Real Valladolid. Tras el gol ya se terminó el partido. Casi literalmente. Otro cambio evidenció que no se hallaba solución alguna al entuerto. Que el bloqueo no parecía desaparecer y que, ya llegando a mediados de noviembre, el Real Valladolid persiste en sus defectos. Ese cambio fue el de un centrocampista, Rubio, por un delantero grande, alto, como Antonio Calle. Nuevamente se olvidaba la idea del trivote.

Y todo igual. Salvo el resultado, que aumentó tras otro error, esta vez en el centro del campo de Rueda, que perdió el esférico y facilitó la contra de un Armenteros que marcó de nuevo y se salió. Dos regalos y dos goles. Errores de bulto para el equipo, que no son más que otra muestra de que quedan kilómetros por mejorar, pero no tanto tiempo para hacerlo.

¿Contra el Celta, la próxima semana, volveremos a ver la vida igual? ¿Fijaremos un punto de inflexión y cambiaremos la dinámica? Si no se confía en uno mismo, si no se tienen las ideas claras, es increíblemente complejo.


Resumen del partido que enfretó al Rayo Vallecano y al Real Valladolid el sábado.

1 comentario:

  1. Juer, Lean, hacía que no me pasaba un montón y es impresionante lo que escribes de un sólo partido... Pero me gusta como escribes, aunque yo sea más de la UDS :P Sigue escribiendooo :)

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