domingo, 27 de febrero de 2011

Tres, tres, tres.


Parecía que el partido frente al Elche era una continuación del jugado con el Betis una semana antes. Mismo escenario, alineación prácticamente igual (con la variante de Óscar por el apercibido Jorge Alonso en la mediapunta), sensaciones dibujadas con los mismos rasgos.

El esquema, sencillo: poseer el balón, contener el centro del campo, liderarlo, jugar abiertos con Nauzet y la súper peligrosa banda derecha, y llegar a Guerra, incansable ‘killer’. Ello, con una defensa segura, ya parece que definida, mezcla de veteranía y ganas por aprovechar el momento que se brinda.

Bien, otorguemos los roles, entonces. A Nafti le toca ser el líder del centro del campo, porque demuestra un liderazgo, una entrega, y una lucha inusuales en la medular pucelana en últimas fechas. Junto a él, Baraja, su compañero de baile, el cual ya aprendió cuando jugó su mejor período de fútbol bajo las órdenes de Clemente.

Las bandas tienen un papel fijo desde hace tiempo para Nauzet Alemán. El mejor asistente del Real Valladolid, el jugador qué más peligro origina, y cuya conexión con Guerra queda fuera de toda duda. Es inefable. Vertical, peligroso, rápido. Un extremo que ante el Elche hizo doble daño, primero, centrando un balón hacia el área que controló Antón, víctima de una entrada de Mantecón que supuso penalti. Lo transformó el propio Nauzet, asestando su segundo golpe para anotar el primero de los dos tantos que el equipo de Abel Resino consiguió frente al conjunto ilicitano.

Por la izquierda jugó, como hizo ante el Betis, Álvaro Antón. Probablemente, esté disputando sus mejores minutos como blanquivioleta desde que retornara en verano. Y lo está haciendo jugando por la izquierda, combinando con el resto de jugadores de ataque y tirando diagonales incisivas. Con el medio campo de mayor desgaste, Antón tiene más libertad para hilar, moverse, entrar al centro y colaborar en las acometidas pucelanas. Qué fundamental, pues, la labor del nuevo doble pivote.

Nos centramos en la línea defensiva. Parece renacida. Ha tomado seguridad, se muestra contundente. Sin temor a equivocarme: es la defensa necesaria. Peña, luchador, seguro y físicamente muy apto, lleva corriendo por la banda zurda desde que Guilherme se decidiera a volverse loco. Y está cumpliendo correctamente. El centro de la zaga se ha renovado. 50% en enero con Juanito, 50% desde hace dos jornadas con la entrada de Jordi Figueras en el once inicial. Un jugador que poco antes de ese giro drástico, admitía sentirse frustrado por su prolongada titularidad, esta vez en el banquillo.

Dos centrales que aúnan fuerza, estabilidad, y también veteranía. Totalmente motivados. Justo lo que necesita el bloque. Y finalmente llegamos al lateral derecho. Barragán ha encontrado su sitio, y un compañero de banda de verdadero lujo, Nauzet. Con él protagoniza gran parte del peligro ofensivo del Real Valladolid, unido a un acertado trabajo defensivo. Se le ve preparado para la titularidad de la que ya goza.

La portería sí plantea alguna disyuntiva para el técnico Abel. Por la lesión del paraguayo Justo Villar, decidió alinear en el once a Jacobo, en lugar de Javi Jiménez. Es cierto que el actual portero vallisoletano ha mantenido su portería a 0 en los dos últimos encuentros, aunque ha protagonizado alguna acción dudosa, que pudo plantear problemas para la zaga pucelana. La afición no termina de verlo fijo bajo los palos, y esperan la recuperación total del cancerbero Justo.

La referencia del Real Valladolid, Javier Guerra, demuestra su inmensa implicación con el equipo, reflejada en cada abrazo a los compañeros cuando consiguen un gol. Lo firme él u otro futbolista. Son vitales sus desmarques, es indudable su inteligencia para elegir la mejor opción dentro del área, y todo ello se traduce en goles. Y más goles. Y no olvidemos su participación también defensiva.

Además, el banquillo responde a las expectativas. Aporta, suma, como hizo Jofre ante el Elche. Entró en el terreno de juego en sustitución de Óscar, y se inventó una jugada individual para enmarcar, zafándose de dos jugadores contrarios y finalizando con un toque suave al balón, que se coló por la izquierda del portero Jaime.
Pero tras la expulsión de Javi Baraja por roja directa, y la quinta amarilla para Barragán, la función del banquillo volverá a tornarse determinante. Jorge Alonso cumplió ciclo de tarjetas, y Pedro López, quien disputó los últimos minutos de partido, participará de titular en el lateral derecho. El pivote acompañante de Nafti será, presumiblemente, Matabuena, para mantener ese orden defensivo en el medio del campo.

Esta radiografía refleja en lo que el Real Valladolid se ha convertido con tres jornadas consecutivas sumando de tres en tres. Las sensaciones difieren de las vividas poco antes de la expulsión de Óscar en Huelva. El equipo se ha transformado, y para bien. Toca volver a empezar, seguir caminando por esta travesía, algo más dulce que la anterior. Nos lleva a Albacete, equipo cuyo efecto David Vidal no se ha dejado notar demasiado en el poco tiempo que lleva el entrenador en el equipo manchego. ¿Se volverá a notar el efecto de este ‘nuevo’ Real Valladolid?

Una derrota, aprendizaje.


Jugadores jóvenes que aprenden más con una derrota que con un título. Jugadores que ven como, por un fallo absurdo de un defensa joven en el área chica, se quedan sin el primer título en 6 años. Jugadores que hace 6 años jugaban a la play, manejaban ídolos como Henry o Pires en el Arsenal. Y seguramente ganaban. Ellos, en Wembley, arropados por los suyos, por su ciudad, han captado a la perfección el valor de la victoria. Con una derrota.

Entre lágrimas frustradas, el joven jugador británico Jack Wilshere, que completó un partido a un nivel defensivo digno de alabar y ofensivo en la medida en que tuvo la posibilidad, pese al juego mediocre del equipo londinense, recibía un amargo metal de subcampeón. Cesc, desde la grada, pensaba desilusionado que debía haber aparecido allí, en el centro del campo, rodeado de sus 9 compañeros de juego girando sobre él. Pero no podía, una vez más.

En el césped, al lado de Jack Wilshere, cerebro presencial del arsenal, futuro líder de la selección inglesa, sollozaba también Laurten Koscielny. Aunque sin ser visto, tapado por su camiseta roja, sabedor de su error infantil. Pero no se debe recordar esa mancha en su carrera próxima. Se tiene que borrar, pues el francés ha demostrado un nivel para defender al equipo del norte de Londres.

Lo que está claro, aunque ese grupo de jugadores, tras la derrota, no lo sientan, es que han adelantado varios capítulos de la asignatura gracias el gol postrero de Martins. Y el futuro les espera, al que no tardarán en llegar. Próxima lección: Camp Nou.

lunes, 21 de febrero de 2011

Aprendiendo a ganar


Todo hace indicar que están aprendiendo a ganar. Sí, ese equipo que hace dos semanas se veía sumido en una honda desesperación y apatía, ha conseguido dos victorias consecutivas ante dos rivales andaluces como son el Recreativo de Huelva y el Real Betis.

El entrenador toledano Abel Resino decidió mantener en lo posible el once que venció en el Colombino. La línea de la defensa se mantuvo intacta, jugó Nafti de titular junto con Baraja, Antón de inicio por la banda izquierda, Jorge Alonso por detrás de Javi Guerra, y Nauzet Alemán en su banda derecha natural. El cambio de la discordia: Jacobo finalmente se hizo con la titularidad en detrimento de Javi Jiménez, al haber caído lesionado Justo Villar.

Algunos de los futbolistas titulares el domingo han visto desde el banquillo gran parte del campeonato, como Jordi Figueras o Antonio Barragán. No obstante, no han bajado los brazos y han aprovechado esta nueva oportunidad que se les brinda para alcanzar la titularidad. Y con nota.

Jordi Figueras, en el centro de la zaga junto con Juanito, firmó un partido muy completo y serio. Bien situado, concentrado, se manejó perfectamente junto a un veterano, Juanito, abortando los ataques que intentaban nacer de un Emaná hiper presionado y de un Castro excesivo en su picardía. No encontraban huecos posibles para perforar la portería de Jacobo. Poco ofreció el Betis pese a disponer de alguna ocasión peligrosa mediante ataques rápidos.

Y ofreció poco porque el centro del campo pucelano se mostró férreo, bien colocado, unido e intenso. Nafti demostró muchas ganas, iniciativa. Buscó apoyos en corto, facilitar la conducción de balón por la medular. Un orden. Jugadores así hubo el año en que Mendilíbar ascendió al Real Valladolid. Sin estrellas, sin ‘carrerones’, quizá sin mucha calidad. Pero con el objetivo definido de remar en la misma dirección. Viendo a Jordi pensé lo mismo.

Perseverancia y trabajo que los teóricos suplentes han demostrado en el campo como titulares. Esa tenacidad ha dado 6 puntos. Me evoca tiempos pasados en que los Iñaki Bea, Víctor o Joseba Llorente luchaban cada balón y por un objetivo común. Otra pasta de futbolistas. Ante el Betis, ese espíritu de trabajo, de confianza y de cooperación salió a relucir, después de tantas semanas de derrotas abrazadas de dudas.

Por la banda derecha nació una relación interesante entre Nauzet y Barragán. Ambos ofrecieron buen juego tanto en ataque como en defensa, creando la mayoría de jugadas de peligro del conjunto blanquivioleta. Pero quien originó la jugada del único tanto del partido, fue un jugador que en banda izquierda no se encontraba muy a gusto: Álvaro Antón.

Pasó desapercibido en los primeros compases de partido, perdido en la izquierda. Así, decidió tirar diagonales, ir al centro, buscar la bola y crear peligro. Decidió armarse de media punta. A la media hora de partido deleitó al aficionado con un chut desde más de 30 metros de distancia que a punto estuvo de sorprender al portero bético. Minutos más tarde, fabricó una arriesgada pared con Nauzet, quien sirvió desde la derecha a un Guerra despierto, astuto, ‘9’. Goleador. Minuto 43 con gol de los que escuecen, y mucho, por llegar al filo del descanso.

En la segunda mitad, el pucela siguió demostrando que jugaba en casa, con unas ideas fielmente marcadas y manifiestas, lejos de lo dibujado en partidos anteriores con resultado de derrota. Incluso con los cambios, el equipo se mantuvo ‘equipo’. Nafti salió del terreno rodeado de aplausos por su entrega en el campo y entró en él Matabuena. Para edificar otro muro en la media.

El equipo verdiblanco intentó crear peligro, cambiar la dinámica, empatar, pero la defensa local siguió parando todo propósito de los jugadores adversarios. El Real Valladolid manejaba el esférico, controlaba el tempo del partido y transmitía una sensación que recordaba en algo a la de inicio de temporada, cuando el equipo ganaba. Que el partido no se iba a escapar.

No obstante, en el capítulo final de partido, el conjunto de Pepe Mel se decidió con más ímpetu en acercarse al área de Jacobo. El Real Valladolid, por su parte, tras ingresar en el terreno de juego Jofre –sustituyendo a Nauzet- y Rueda por Alonso, continuó con tranquilidad y seguridad, representada en una defensa en estado de gracia. Una defensa de todos. Sin replegarse, con descaro, encontraron alguna contra protagonizada por Antón cambiado a la banda derecha y Jofre, que contrarrestó los ataques del rival.

Un equipo bien armado y unido, con un objetivo definido y motivado fue el Real Valladolid el domingo durante 90 minutos. Próximo rival, un Elche mermado por la sensible baja de Linares, referente del equipo ilicitano en esta temporada. El conjunto pucelano también tendrá que prescindir de Jorge Alonso al haber sido apercibido ante el Betis.

¿Quién ocupará, entonces, la media punta? ¿Un Álvaro Antón que ha demostrado ser válido en esa zona del campo? ¿Retornará Sisinio u Óscar? En manos de Abel Resino radica la decisión final. Aunque yo creo que lo tengo claro.