lunes, 5 de abril de 2010

Empieza el momento de los cambios.

Llega la hora de la cantera. Las cosas, los sucesos, las consecuencias derivan siempre de un acto anterior. Esto es simple lógica. Y cuando ese acto previo, ese acto principal y primero, es nefasto, lo que surge es aún peor. Se forma entonces una cadena infecta de negatividad y pies torcidos, de mala suerte, y todo ello por una mala planificación. Esto ha sucedido en el Real Valladolid.

El ínclito Suárez -al cual agradezco que su gestión enfocada a la reducción de la deuda del club esté resolviéndose con bastante éxito, o al menos eso promulga en los programas nocturnos de radio deportiva-, no hizo sino que equivocarse, y esta vez salta a la vista y no creo que él lo niegue, en contratar a un director deportivo al que en Valladolid ni nombramos por su nombre. Al `buscador de tesoros escondidos’ Olabe. Es decir, un directivo cuyo cargo consiste en buscar jugadores con un nivel aceptable o bueno a un precio asequible para las arcas pucelanas. Es, hasta que termine contrato en Junio de este mismo año, el director deportivo.

Entre sus afamados éxitos es de renombre la contratación del `fantástico´ delantero de constitución espigada y negra – un negro al que no me encararía jamás- Manucho. Sí, ese jugador angoleño que apareció en la prensa por decir supuestamente que marcaría 30 o 40 goles. Lo cierto es que la prensa deportiva, haciendo alarde de su manipulación constante, publicó que expresó ese juramento, cuando realmente tan sólo manifestó que deseaba marcar 30 o 40 goles. Pues bien, ha marcado esta temporada dos goles y ha dado dos asistencias de gol. Maravilloso bagaje para un delantero que sorprendió a Ferguson en el inicio de su carrera profesional, si bien terminó cedido en Hull y con estadísticas de cara al gol muy deficientes. En Valladolid se vio su llegada con esperanza e ilusión, y cuajó algún buen partido en el inicio de campeonato, disipándose –como todo el equipo- al paso de las decepcionantes jornadas que pasaban a la vista de los aficionados, desalentándonos por momentos. Ahora, a 8 partidos del fin de la pesadilla, se investiga su posible implicación en una supuesta fiesta celebrada en Salamanca, a la que habría acudido con varios futbolistas de la primera plantilla.

El director deportivo también consiguió la cesión del centrocampista portugués Pelé, cuya función en el campo consiste en ser ‘destructor’, como así ha sido, tanto dentro de él como fuera. Ha creado un mal ambiente dentro del vestuario y entre la afición, que ha propiciado su adelantada expulsión del equipo –se abrió un expediente contra él, y hasta que no se resuelva no volverá a jugar. Resumiendo: no lo hará más en el equipo pucelano-. Un futbolista que tiene maneras, tiene calidad y eso se ha visto cuando él ha salido a jugar, y a olvidarse de toda la dudosa vida que le rodea. Un jugador que, en los partidos en que ha estado enchufado, el equipo lo ha notado; pero un jugador poco deportista, y poco profesional – a la conclusión del partido jugado el domingo, contra el Villarreal, salió lanzado con su coche haciendo ademán de atropellar a dos chicas que estaban increpándole. Esas no son formas, y es de escándalo. Otra promesa de crack que venía a triunfar aprovechando su año de cedido, y que se marcha por la puerta de atrás.

Olabe, para formar ese grupo de la muerte, decidió fichar a Nauzet Alemán. Otro ejemplo de futbolista técnicamente bueno, que ha demostrado gol cuando ha querido, pero al que le han fallado las actitudes. Otro profesional nulo. Otro que se marchará por la puerta de atrás, y será recordado como un fiestero, peleón, y polémico. Una pena. Un grupo de la muerte al que se añadió un jugador, Medunjanin, que ya formaba parte de la plantilla antes de que llegarán Manucho, Pelé y Nauzet, y que, atraído por la extraversión de estos, vio en ellos un apoyo para esos momentos de ocio. Momentos que se convirtieron en eternidad –Haris suele ser visto por discotecas de la ciudad– y que han deteriorado la relación del jugador con la afición hasta tal punto que, finalmente, estalló por la presión y ‘se encaró’ con todo el público asistente al partido ante el Villarreal.

El hecho de juntar a este tipo de futbolistas que adolecen de soberbia y de poca profesionalidad, unido al nivel limitado que ha demostrado tener la plantilla actual, ha desencadenado en la situación actual: un equipo hundido en la tabla y con la salvación muy complicada – ya no sólo por la diferencia de puntos con el cuarto clasificado por la cola, sino por el estado anímico de la plantilla-.

La solución parece cada vez más enfocada a la reestructuración de los estamentos del club, con el principal objetivo de la marcha del director deportivo que tan inoperante plantilla ha creado y con la consecuente salida de los futbolistas que han tambaleado los ánimos del club. Porque por muy buenos que puedan llegar a ser, por muy excelente zurda, o diestra, o ambas piernas que puedan llegar a utilizar, la diferencia está en la cabeza. Y el Real Valladolid pecó de fichar a chicos que dan patadas a un balón, y no a futbolistas. Y como comencé esta opinión, termino. La cantera tiene que ser la conclusión de la reestructuración. La consecuencia de una limpia más que obligada, que inicie el camino de futbolistas como Lázaro o Jesús Rueda, o de otros como Navas o Sergio García, y que formen un equipo que luche por unos objetivos, y que no degeneren en la soberbia que provoca la decepción en las carreras de muchos figurines.

1 comentario:

  1. !Si escribieras todo con la misma pasión y sentimiento como lo haces con tu club, emocionarías hasta con una lista de la compra!

    Y es que me dicen hace un año que estaría leyendo -y con sumo gusto- un blog que narra las idas y venidas del equipo de futbol del Valladolid (para darle más énfasis diré que el pasado año el fútbol no era una de mis principales aficiones) y hubiera tildado de loco al susodicho sin dudarlo. Muy buena crítica Lean, cada vez más enfocado a tu futuro, me da.

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